Al principio Sir Paul solo pidió algo hecho a mano, pero enseguida se decidió por un cobertizo, que encargó a Nathalie de Leval. Sin embargo, no quería que fuese totalmente aislado, por lo que estipuló que un extremo del cobertizo fuera acristalado y ofreciera vistas. Y, como aquel en que solía escribir Bernard Shaw, Sir Paul quería que el suyo girase para poder aprovechar el sol o la sombra a distintas horas del día.
Cuando se le pregunta sobre la descripción de su encargo, Sir Smith explica: «La fuente de inspiración del diseño era crear un espacio en que se pudiera desconectar, un lugar para relajarse. En el mundo de hoy donde todo el mundo está tan ocupado, creo que esto es realmente importante y muy necesario». El cobertizo no es para meter en la esquina de un jardín; más bien estará situado en la cima de una colina o al lado de un bosque, y ofrecerá unas vistas impresionantes.