Amanda Levete encargó a Win Assakul que creara un bol poco profundo para fruta o queso, que fuera reversible y extensible.

«En casa a menudo organizamos cenas para 18 personas. Nuestra mesa tiene 4,8 m de largo y siempre he deseado un bol largo y poco profundo de una longitud similar. Por otro lado, para cenas de 6 a12 personas no quiero un bol tan largo, lo que puede resolverse haciendo el bol extensible».

Le encantaba la idea de tener una fuente larga que permitiera a los comensales servirse ellos mismos el queso, los embutidos o la fruta». Para ello, lo ideal era que la fuente fuera reversible. También debía ser modular para que pudiera replegarse en caso de tener grupos de comensales más reducidos, además de que la comida tenía que poder guardarse de modo que se viera lo que había. Estéticamente se inspiró en una tradición de cuencos africanos muy hermosos, a menudo adornados con ricos materiales o grabados. El espacio de almacenamiento, se dijo, debía ser tan hermoso como la fuente en sí.