La idea de utilizar materiales de desecho dentro del cuerpo de una silla es atractiva, aunque la necesidad de seleccionar cuidadosamente los materiales limitaría la cantidad que podría usarse. Las virutas de distintas maderas producen efectos diferentes. Por ejemplo, las de cherry proporcionan un tono rojizo definido. 

La mayor incertidumbre se halla en la bioresina. Aunque los reclamos de estos materiales dicen que son más ecológicos que las resinas convencionales, hay muy pocos datos claros disponibles. Van Aubel y Shaw han utilizado la resina de una forma muy diferente a la recomendada por el fabricante, por lo que es difícil determinar la durabilidad de la silla. Es en gran medida una obra en vías de progreso, y los diseñadores están deseosos de continuar su investigación.