El elemento más complejo que diseñaron fue una puerta. «Una puerta en una pared es una interrupción de una superficie impoluta», explica Gwendolyn Kerschbaumer. «Decidimos diseñar una puerta que marcara su presencia pero que funcionara con la pared de una manera elegante». La solución fue estrechar la puerta para que siempre pareciera medio abierta. Esto la hacía muy pesada en un lado, por lo que el diseño tenía que solucionar algunos problemas como eran, por ejemplo, cómo colgar la puerta y dónde poner los topes para que no interfirieran con el aspecto. Los estantes eran simples pero a la vez sofisticados, con extremos triangulares.